Tengo
años repitiendo que el término "originario" u "originaria"
referido tanto a la voluntad popular, a la soberanía nacional o al "poder
constituyente", generalmente se emplea para justificar un proceso político
determinado, en una cadena que nunca termina. Ya llevamos 26 o 27
Constituciones y todas fueron precedidas de una "constituyente" que
concibió el fin del atraso y el nuevo comienzo de la República, corrigiendo los
"errores del pasado". En 1811, con un texto preparado por Cristóbal
Mendoza y Juan Germán Roscio, se dio el proceso que transformó a la Capitanía
General de Venezuela, dependiente de la corona española, en los "Los Estados de Venezuela", como nueva Nación Federal" independiente y soberana, según lo
pautado por la Constitución que elaboró el Congreso Constituyente del mismo
año, respondiendo a la voluntad de los representantes de las Siete Provincias
que compusieron la derrocada Capitanía General. Ese proceso, originario de
verdad, siguió los pasos, casi calcados, de los constituyentes de USA (los
Estados Unidos de Norteamérica), en 1786 y que dio lugar a la ÚNICA
Constitución que registra en su historia. Se constituye un bien por una sola
vez y se modifica tantas veces como las circunstancias lo aconsejen. La "Nación"
norteamericana "nació" una sola vez y para siempre. Las
modificaciones de su única Constitución han sido llamadas
"enmiendas", como se llama reparaciones o modificaciones lo que se
hace sobre un bien original para ajustarlo a las nuevas conveniencias de sus
propietarios u ocupantes. Venezuela ha "renacido" 27 veces y se
propone un "vigésimo octavo renacimiento", para "salir de
Maduro". Entonces, ¿qué decir de lo que tu llamas "leyitis"?
Cada Constitución que se hace, supone el surgimiento de una "nueva"
institucionalidad y sobran las razones para justificar la
"organicidad" de sus reglamentos fundamentales. Una verdadera
revolución debería comenzar por tomar de nuevo, como base jurídico-político, la
Constitución de 1811 y "adjuntarle" las "Reformas" o
"Enmiendas" a que haya lugar, para ajustarla al presente milenio.
Pero, plantearle esta idea a HRA y a la AN actual, sería como no tener ni pizca
del sentido del ridículo. Un abrazo, Rafael Grooscors Caballero.
MAL DE LEYITIS, O LA LEY DE LA ENFERMEDAD
Este título muy bien pudo ser el de una noticia de
primera plana en un diario de circulación nacional, “Aprobada por la Asamblea
Nacional en primera discusión la Ley Orgánica de la Enfermedad”, o “Rueda de
Prensa de sindicatos Escuálidos y Fascistas, solicitan a la Asamblea la
inmediata aprobación de una ley que atienda las enfermedades”. Pero no, en
principio este mensaje no se refiere a una ley que tenga por objeto la cura de
las enfermedades tropicales, no. Se trata más bien de la enfermedad que sufre
el país que cree que todos los problemas los podemos solucionar con un cuerpo
de normas aprobado por el Poder Legislativo.
La enfermedad es de todos. Es de la psiquis del
colectivo venezolano, es mental. (Arre este paréntesis por Celia Cruz: “¡Qué
pena me da tu caso, lo tuyo es mental!).
Intentamos una vista en retrospectiva y nos
encontramos con material para varios tomos de profundidades académicas de
Historia de Venezuela. La enfermedad parece adquirida de los conquistadores, en
esa época de princesas indias vírgenes violadas por barbudos de mal olor.
Veamos lo que nos dice Wikipedia: “El obispo dominico Bartolomé de las Casas,
levantó un debate en torno al maltrato a los indígenas con el sistema de las
encomiendas, por lo que el Emperador Carlos V convocó a una junta de juristas a
fin de resolver la controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes
Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas bajo la protección de la Corona.”.
El problema era que el Conquistador maltrataba al indio, y se pensó que la
solución era crear una ley para la cura de esta dolencia social. Se creó, y el
problema siguió hasta el exterminio. Estos son los eventos predecesores de la
enfermedad que tratamos hoy, el Mal de Leyitis. El síndrome parece crónico, aún
lo padecemos. Las manifestaciones del padecimiento hacen especiales crisis cada
cierto número de años. Intentemos decirlo con palabras de médico: el paciente
convulsiona. Que es con decires de un ciudadano común: una nueva Constitución.
Con los dolores propios de este parir: otra República, otros gobernantes, el
caballo del escudo vuelve el pescuezo, nuevas promesas que no se cumplirán,
–como las Leyes de Indias y el maltrato a los indios-, incluso nuevos nombres
para la Nación, otra estrella en la bandera…
Varias docenas de Constituciones soportan los tristes
y quebrados libros de Historia de Venezuela. Pero no hablemos hoy de estos
trances constituyentes mayores, tratemos a los síntomas menores llamados leyes.
Las sociedades con el Mal de Leyitis se ven afectadas
generalmente cuando el gobernante demagogo organiza en un cuerpo de normas
escritas su mentira. El pueblo requiere esa pócima de mentira como un
drogadicto su ración. Sabe, como el adicto, que esa droga lo mata, pero así
igual hasta roba por la inyectadora, y pierde sangre al desesperarse al buscar
la vena, y vota.
La mentira de la Ley como solución a todos los
problemas la creemos todos, es el fundamento del Mal de Leyitis. Hay un enfermo
activo, el líder, que convive con la víctima que lo aúpa…, y se pone la franela
del partido.
Siglo pasado.
Corrían los primeros años de la década de los ochenta,
el problema era tal hoy, medalla de oro en las Olimpíadas de la Corrupción
Administrativa. Los gobernantes crearon la mentira, Venezuela toda tomó con
avidez la ración de la mortal droga. Los resultados fueron tal las Leyes de
Indias contra el maltrato a los indios, la pócima se llamó Ley de Salvaguarda
del Patrimonio Público. El robo creció hasta Goliat de hoy.
Quien esto escribe se incluye, se cuenta dentro de los
venezolanos que creyeron devotamente que esta Ley era el fin de la Corrupción
Administrativa. Pero nada. Me dije que nunca más sería víctima de otra patraña
como ésta. Que no caería de nuevo en esta telaraña de droga.
Seguimos por décadas un tanto separados del vicio pero
no lo suficiente como para decir que estaba curado.
Les cuento esta recaída, porque fui testigo de
excepción. En la última década del siglo pasado, en el último gobierno de
Caldera, fui Diputado del último Congreso Nacional. Tal como las Leyes de
Indias y la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, se presentó el Código
Orgánico Procesal Penal ante el anhelante país. Tal las veinte y pico de
Constituciones, ahora sí, esta sí ¡Esta es la solución a todos
nuestros males! Todos sabemos la situación de calamidad que sufre la Justicia.
Créanlo, excepcionalmente tuve la oportunidad de ser constructor de esta ley
que establecía el Sistema Acusatorio, oral, que se vendió como que
iba a ser la solución a todos los males judiciales que sufría este país. Pero
siguió sufriéndolos. La posición es de verdad excepcional, porque elaboramos la
viciosa droga y la consumimos creyendo la solución. De verdad.
Año pasado.
En las elecciones parlamentarias demagógicamente se
prometió la Ley de Amnistía si se obtenía la mayoría simple. Se obtuvo una
mayoría calificada, ¿y? La MUD no leyó la Constitución en su Artículo 214 que
establece el Veto de Bolsillo del Presidente, en tanto el Poder Judicial no
tiene voz. La Ley de Amnistía resultó ser una generosa porción de la maldita
droga.
En nuestro auxilio cito al pana BELTRÁN
VALLEJO, vallejobelis3@gmail.com, que dice: “En el
caso de la ley de amnistía, ya el gobierno ladró, y lo hizo con todo su talante
autocrático y soberbio, lo hizo subsumido en su miserable nada. El gobierno es
un rey desnudo, pero rabioso. Maduro dijo que esta ley es “inconstitucional”.
Esta “sentencia” de un mandatario presidencial…”.
La sentencia de un Poder ya fue dictada por otro, no
hay República.
Mes pasado.
Sectores importantes de la oposición, afectados por el
Mal de Leyitis, han prometido leyes, que en tanto son inviables son
agravamientos del mal. Como la Enmienda Constitucional, que además
de tener razones de derecho para no pasar la constitucionalidad en manos del
TSJ, tiene las “razones” políticas para no tener vida. O el
Referéndum Revocatorio, que como cualquier evento que tenga que pasar por el
TSJ, no tiene vida. Sólo es un bebedizo vicioso para el enfermo.
Semana pasada.
Todos los Proyecto de Ley presentados, o casi todos…
Las Leyes se diferencian, orgánicas, especiales y
ordinarias; un carácter es que las primeras organizan a las otras, por lo que
ocupan un mayor rango. En este país de la quinta república, -o más
bien del tercer mundo-, casi todas las leyes demagógicamente las hacen
orgánicas, con lo que se hace que casi ninguna sea subordinada. Las leyes no
funcionan, y es que ese no es el objetivo, la mentira es lo primordial.
El catálogo de las leyes que precedieron a la Ley de
Amnistía es luengo.
Hay una que nombran Ley Orgánica contra la
Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo. ¿Alguien sabe para qué
sirve? ¿Existió antes de la susodicha ley, financiamiento
al terrorismo? ¿Bajaron los índices después de la Ley? ¿Existió
delincuencia organizada, y ahora? Esta última pregunta sonó a chiste, pero no
reír por favor…
¿Alguien que me ayude y me diga para que se gastó
tinta en la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial? OR-GÁ-NI-CA.
Lo mismo,… ¿Ley Orgánica de Emolumentos, Pensiones y
Jubilaciones de los Altos Funcionarios y Funcionarias del Poder Público?
La Ley Orgánica de la Contraloría General de la
República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, ¿controla algo?
Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico. ¡Y se
fue la luz!
Idem: Ley Orgánica de las Comunas, Ley
Orgánica del Sistema Económico Comunal, Ley Orgánica de Contraloría Social y
Ley Orgánica de los Consejos Comunales... Ley Orgánica de Reordenamiento del
Mercado interno de los Combustibles Líquidos.
¿Qué tan libres de la violencia viven las mujeres de
Venezuela gracias a la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujeres a una Vida
Libre de Violencia? ¿Antes de la ley cómo era esta violencia?
¿La Ley Orgánica de Identificación, servirá para
identificar al ciudadano que ocupa la presidencia de la República?
¿La Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas,
por qué no evita que la india amamante al indiecito con una perolita de
pedigüeña en los semáforos?
Ahora sí, por leer hasta aquí, un chiste de premio:
Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo… ¿Defiende a quién?
Muy a pesar de la Ley Orgánica de Contribuciones
Parafiscales para el Sector Agrícola, ni el arroz ni el maíz se producen, ni
café.
La lista es como interminable, Mal de Leyitis. Estas
son algunas de las inútiles dentro de las Orgánicas, entre las Especiales y
las, la inutilidad es mayor. Punto.