Sunday 6 March 2016

Excelente y clarificador intercambio de ideas EDUARDO LOPEZ SANDOVAL Y RAFAEL GROOSCORS CABALLERO

Tengo años repitiendo que el término "originario" u "originaria" referido tanto a la voluntad popular, a la soberanía nacional o al "poder constituyente", generalmente se emplea para justificar un proceso político determinado, en una cadena que nunca termina. Ya llevamos 26 o 27 Constituciones y todas fueron precedidas de una "constituyente" que concibió el fin del atraso y el nuevo comienzo de la República, corrigiendo los "errores del pasado". En 1811, con un texto preparado por Cristóbal Mendoza y Juan Germán Roscio, se dio el proceso que transformó a la Capitanía General de Venezuela, dependiente de la corona española, en los "Los Estados de Venezuela", como nueva Nación Federal" independiente y soberana, según lo pautado por la Constitución que elaboró el Congreso Constituyente del mismo año, respondiendo a la voluntad de los representantes de las Siete Provincias que compusieron la derrocada Capitanía General. Ese proceso, originario de verdad, siguió los pasos, casi calcados, de los constituyentes de USA (los Estados Unidos de Norteamérica), en 1786 y que dio lugar a la ÚNICA Constitución que registra en su historia. Se constituye un bien por una sola vez y se modifica tantas veces como las circunstancias lo aconsejen. La "Nación" norteamericana "nació" una sola vez y para siempre. Las modificaciones de su única Constitución han sido llamadas "enmiendas", como se llama reparaciones o modificaciones lo que se hace sobre un bien original para ajustarlo a las nuevas conveniencias de sus propietarios u ocupantes. Venezuela ha "renacido" 27 veces y se propone un "vigésimo octavo renacimiento", para "salir de Maduro". Entonces, ¿qué decir de lo que tu llamas "leyitis"? Cada Constitución que se hace, supone el surgimiento de una "nueva" institucionalidad y sobran las razones para justificar la "organicidad" de sus reglamentos fundamentales. Una verdadera revolución debería comenzar por tomar de nuevo, como base jurídico-político, la Constitución de 1811 y "adjuntarle" las "Reformas" o "Enmiendas" a que haya lugar, para ajustarla al presente milenio. Pero, plantearle esta idea a HRA y a la AN actual, sería como no tener ni pizca del sentido del ridículo. Un abrazo, Rafael Grooscors Caballero.  

El 5 de marzo de 2016, 21:40, Eduardo López Sandoval <llanerodigitalcalabozo@gmail.com escribió:
MAL DE LEYITIS, O LA LEY DE LA ENFERMEDAD
Autor: Eduardo López Sandoval / eduardolopezsandoval@yahoo.es
Este título muy bien pudo ser el de una noticia de primera plana en un diario de circulación nacional, “Aprobada por la Asamblea Nacional en primera discusión la Ley Orgánica de la Enfermedad”, o “Rueda de Prensa de sindicatos Escuálidos y Fascistas, solicitan a la Asamblea la inmediata aprobación de una ley que atienda las enfermedades”. Pero no, en principio este mensaje no se refiere a una ley que tenga por objeto la cura de las enfermedades tropicales, no. Se trata más bien de la enfermedad que sufre el país que cree que todos los problemas los podemos solucionar con un cuerpo de normas aprobado por el Poder Legislativo.
La enfermedad es de todos. Es de la psiquis del colectivo venezolano, es mental. (Arre este paréntesis por Celia Cruz: “¡Qué pena me da tu caso, lo tuyo es mental!).
Intentamos una vista en retrospectiva y nos encontramos con material para varios tomos de profundidades académicas de Historia de Venezuela. La enfermedad parece adquirida de los conquistadores,  en esa época de princesas indias vírgenes violadas por barbudos de mal olor. Veamos lo que nos dice Wikipedia: “El obispo dominico Bartolomé de las Casas, levantó un debate en torno al maltrato a los indígenas con el sistema de las encomiendas, por lo que el Emperador Carlos V convocó a una junta de juristas a fin de resolver la controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas bajo la protección de la Corona.”. El problema era que el Conquistador maltrataba al indio, y se pensó que la solución era crear una ley para la cura de esta dolencia social. Se creó, y el problema siguió hasta el exterminio. Estos son los eventos predecesores de la enfermedad que tratamos hoy, el Mal de Leyitis. El síndrome parece crónico, aún lo padecemos. Las manifestaciones del padecimiento hacen especiales crisis cada cierto número de años. Intentemos decirlo con palabras de médico: el paciente convulsiona. Que es con decires de un ciudadano común: una nueva Constitución. Con los dolores propios de este parir: otra República, otros gobernantes, el caballo del escudo vuelve el pescuezo, nuevas promesas que no se cumplirán, –como las Leyes de Indias y el maltrato a los indios-, incluso nuevos nombres para la Nación, otra estrella en la bandera…
Varias docenas de Constituciones soportan los  tristes y quebrados libros de Historia de Venezuela. Pero no hablemos hoy de estos trances constituyentes mayores, tratemos a los síntomas menores llamados leyes.
Las sociedades con el Mal de Leyitis se ven afectadas generalmente cuando el gobernante demagogo organiza en un cuerpo de normas escritas su mentira. El pueblo requiere esa pócima de mentira como un drogadicto su ración. Sabe, como el adicto, que esa droga lo mata, pero así igual hasta roba por la inyectadora, y pierde sangre al desesperarse al buscar la vena, y vota.
La mentira de la Ley como solución a todos los problemas la creemos todos, es el fundamento del Mal de Leyitis. Hay un enfermo activo, el líder, que convive con la víctima que lo aúpa…, y se pone la franela del partido.
Siglo pasado.
Corrían los primeros años de la década de los ochenta, el problema era tal hoy, medalla de oro en las Olimpíadas de la Corrupción Administrativa. Los gobernantes crearon la mentira, Venezuela toda tomó con avidez la ración de la mortal droga. Los resultados fueron tal las Leyes de Indias contra el maltrato a los indios, la pócima se llamó Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público. El robo creció hasta Goliat de hoy.
Quien esto escribe se incluye, se cuenta dentro de los venezolanos que creyeron devotamente que esta Ley era el fin de la Corrupción Administrativa. Pero nada. Me dije que nunca más sería víctima de otra patraña como ésta.  Que no caería de nuevo en esta telaraña de droga.
Seguimos por décadas un tanto separados del vicio pero no lo suficiente como para decir que estaba curado.
Les cuento esta recaída, porque fui testigo de excepción. En la última década del siglo pasado, en el último gobierno de Caldera, fui Diputado del último Congreso Nacional. Tal como las Leyes de Indias y la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, se presentó el Código Orgánico Procesal Penal ante el anhelante país. Tal las veinte y pico de Constituciones, ahora sí, esta sí ¡Esta es  la solución a todos nuestros males! Todos sabemos la situación de calamidad que sufre la Justicia. Créanlo, excepcionalmente tuve la oportunidad de ser constructor de esta ley que establecía el Sistema Acusatorio, oral, que  se vendió como que iba a ser la solución a todos los males judiciales que sufría este país. Pero siguió sufriéndolos. La posición es de verdad excepcional, porque elaboramos la viciosa droga y la consumimos creyendo la solución. De verdad.
Año pasado.
En las elecciones parlamentarias demagógicamente se prometió la Ley de Amnistía si se obtenía la mayoría simple. Se obtuvo una mayoría calificada, ¿y? La MUD no leyó la Constitución en su Artículo 214 que establece el Veto de Bolsillo del Presidente, en tanto el Poder Judicial no tiene voz. La Ley de Amnistía resultó ser una generosa porción de la maldita droga.
En nuestro auxilio cito al pana  BELTRÁN VALLEJO,  vallejobelis3@gmail.com, que dice: “En el caso de la ley de amnistía, ya el gobierno ladró, y lo hizo con todo su talante autocrático y soberbio, lo hizo subsumido en su miserable nada. El gobierno es un rey desnudo, pero rabioso. Maduro dijo que esta ley es “inconstitucional”. Esta “sentencia” de un mandatario presidencial…”.
La sentencia de un Poder ya fue dictada por otro, no hay República.
Mes pasado.
Sectores importantes de la oposición, afectados por el Mal de Leyitis, han prometido leyes, que en tanto son inviables son agravamientos del mal. Como la Enmienda Constitucional, que  además de tener razones de derecho para no pasar la constitucionalidad en manos del TSJ, tiene las “razones”  políticas para no tener vida. O el Referéndum Revocatorio, que como cualquier evento que tenga que pasar por el TSJ, no tiene vida. Sólo es un bebedizo vicioso para el enfermo.
Semana pasada.
Todos los Proyecto de Ley presentados, o casi todos…
Las Leyes se diferencian, orgánicas, especiales  y ordinarias; un carácter es que las primeras organizan a las otras, por lo que ocupan un mayor rango. En este país de la quinta  república, -o más bien del tercer mundo-, casi todas las leyes demagógicamente las hacen orgánicas, con lo que se hace que casi ninguna sea subordinada. Las leyes no funcionan, y es que ese no es el objetivo, la mentira es lo primordial.
El catálogo de las leyes que precedieron a la Ley de Amnistía es luengo.
Hay una que nombran Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo. ¿Alguien sabe para qué sirve? ¿Existió antes  de la susodicha ley,  financiamiento al terrorismo? ¿Bajaron los índices  después de la Ley? ¿Existió delincuencia organizada, y ahora? Esta última pregunta sonó a chiste, pero no reír por favor…
¿Alguien que me ayude y me diga para que se gastó tinta en la Ley Orgánica contra la Discriminación Racial? OR-GÁ-NI-CA.
Lo mismo,… ¿Ley Orgánica de Emolumentos, Pensiones y Jubilaciones de los Altos Funcionarios y Funcionarias del Poder Público?
La Ley Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de Control Fiscal, ¿controla algo?
Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico. ¡Y se fue la luz!
Idem: Ley Orgánica de las Comunas,  Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal, Ley Orgánica de Contraloría Social y Ley Orgánica de los Consejos Comunales... Ley Orgánica de Reordenamiento del Mercado interno de los Combustibles Líquidos.
¿Qué tan libres de la violencia viven las mujeres de Venezuela gracias a la Ley Orgánica sobre el Derecho de la Mujeres a una Vida Libre de Violencia? ¿Antes de la ley cómo era esta violencia?
¿La Ley Orgánica de Identificación, servirá para identificar al ciudadano que ocupa la presidencia de la República?
¿La Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas, por qué no evita que la india amamante al indiecito con una perolita de pedigüeña en los semáforos?
Ahora sí, por leer hasta aquí, un chiste de premio: Ley Orgánica de la Defensoría del Pueblo… ¿Defiende a quién?
Muy a pesar de la Ley Orgánica de Contribuciones Parafiscales para el Sector Agrícola, ni el arroz ni el maíz se producen, ni café.
La lista es como interminable, Mal de Leyitis. Estas son algunas de las inútiles dentro de las Orgánicas, entre las Especiales y las, la inutilidad es mayor. Punto.



SIMON BOLIVAR EL LIBERTADOR

Simón Bolívar
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios Ponte y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar, (Caracas, 24 de julio2 de 1783 — Santa Marta, República de Nueva Granada, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela; fundador de la Gran Colombia y una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.
Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre. Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.
Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente. Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el "Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos, algunos de los cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista. Ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas, etc.


Su padre, Juan Vicente Bolívar y Ponte-Andrade y su madre María de la Concepción Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Blanco, pertenecían a la aristocracia caraqueña y cuando se casaron en el año 1773 había una gran diferencia de edad entre ambos cónyuges. Juan Vicente tenía 47 años en ese momento y Concepción 15 años. Tuvieron cuatro hijos más, tres de ellos mayores que Simón y una menor, cuyos nombres fueron Juan Vicente, María Antonia, Juana y María del Carmen.
La familia Bolívar provenía de una población llamada La Puebla de Bolívar en Vizcaya (País Vasco, España), ubicada entonces en la merindad de Marquina, y ya desde los inicios de la colonia sus miembros realizaron acciones destacadas en Venezuela.
El primero de los Bolívar en arribar a Venezuela fue Simón de Bolívar el cual, junto con su hijo, llegó a Caracas, treinta años después de la fundación de la ciudad, hacia 1589 y por tener el mismo nombre se les distinguió como Simón de Bolívar el Viejo y Simón de Bolívar el Mozo.
Bolívar el Viejo se destacó como Contador Real, por privilegio especial del rey Felipe II, quien en el título de nombramiento le reitera su amplia confianza como velador de la Real Hacienda, cargo que ejerció tanto él como su hijo, en Margarita y Caracas.
Fue además Procurador General de las ciudades de Caracas, Coro, Trujillo, Barquisimeto, Carora, El Tocuyo y Maracaibo ante la Corte española entre 1590 y 1593, para informar al rey Felipe sobre el estado de la provincia y pedirle ciertas mejoras, exenciones de impuestos y privilegios que facilitaran el desarrollo de la misma.
Entre sus logros para Caracas está el haber gestionado en el Consejo de Indias la concesión real del escudo que aún conserva, junto con el título de "Muy noble y leal ciudad".
Con el tiempo los Bolívar se unieron en matrimonio con las familias de los primeros pobladores de Venezuela y alcanzaron rangos y distinciones tales como las de Regidor, Alférez Real y algunos gestionaron los títulos nobiliarios de Marqués de Bolívar y Vizconde de Cocorote, asociado con la cesión de las Minas de Cocorote y la facultad de administrar el señorío de Aroa, conocido por la riqueza de sus minas de cobre (estos títulos sin embargo no llegaron a concederse).
En cuanto a la familia Palacios, éstos eran oriundos de la zona de Miranda de Ebro, actual provincia de Burgos, en España. El primero de los Palacios en llegar a Venezuela fue José Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Ortiz de Zárate, natural de Miranda de Ebro en 1647, que falleció en Caracas en 1703. El resto de los descendientes se unieron en matrimonio con otras familias aristócratas y alcanzaron los puestos de alcalde, regidor, procurador, etc. Dos generaciones después de José Palacios nacería María de la Concepción Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Blanco, hija de Feliciano Palacios de Aguirre y Ariztía-Sojo y Gil de Arriata y de Francisca Blanco de Herrera, descendiente de algunas familias canarias establecidas en Venezuela.3 Ella fue la madre de Simón Bolívar.
El 6 de agosto de 1825 Sucre creó el Congreso del Alto Perú en el cual creó la República de Bolivia en honor de Bolívar. La Constitución de 1826, aunque nunca fue usada, fue escrita por Bolívar mismo. También en 1826 Bolívar convocó al Congreso de Panamá, la primera conferencia hemisférica.
Cuando iba camino de Venezuela, llamado por el estallido de la sublevación de la Cosiata, que había tenido lugar el 30 de abril de 1826, en Perú le nombraron presidente vitalicio el 30 de noviembre de ese año, pero el Libertador no aceptó. Siendo nombrado Presidente de Perú el general Andrés de Santa Cruz el 28 de enero de 1827.
Pero a partir de 1827 debido a rivalidades personales entre los generales de la revolución, explotaron conflictos políticos que terminaron por destruir las perspectivas de una unión sudamericana por la cual Bolívar había luchado.
Ya en Venezuela, indultó a los comprometidos en la Cosiata y el 1 de enero de 1827 sostuvo en el cargo de jefe superior civil y militar a Páez. Reformó los estatutos de la Universidad de Caracas (actual Universidad Central de Venezuela) y se dirigió a Santa fe de Bogotá el 5 de julio siguiente para convocar una convención que debía crear una nueva constitución y el restablecimiento de la concordia nacional después de las batallas contra los españoles y las discordias entre los partidos. Bolívar no regresó nunca a Venezuela.
La convención se reunió en Ocaña el 9 de abril de 1828, desde el comienzo de la reunión, los asistentes se dividieron en tres fracciones: la primera estaba dirigida por el general, Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de la Gran Colombia que defendía una concepción federalista del gobierno; la segunda, capitaneada por el propio Simón Bolívar, abogaba por un gobierno Central; y, por último, una tercera, la de los independientes, en la cual militaban Joaquín Mosquera y los indefinidos. La Convención fracasó porque ninguna de las propuestas para una nueva constitución fue aceptada; por esa razón, los seguidores de Bolívar resolvieron ausentarse de Ocaña el 10 de junio de 1828 y la reunión se quedó sin el quórum reglamentario.
Creyendo que mediante su acción podría imponer el orden y mantener la unión de la Gran Colombia, Bolívar se declara a sí mismo dictador el 27 de agosto de 1828, mediante el Decreto Orgánico de la Dictadura y queda abolida la Vicepresidencia de la República.
El 25 de septiembre de 1828, en Bogotá, se llevó a cabo un atentado contra su vida, conocido como la Conspiración Septembrina, de la cual resultó ileso gracias a la ayuda de su compañera sentimental, Manuela Sáenz, quiteña que recibió en 1821 la orden de "Caballeresa del Sol" del general José de San Martín y que a raíz del suceso con Bolívar fue llamada por él: "La Libertadora del Libertador". Bajo la ventana de la residencia de Bolívar, frente al actual Teatro Colón, por donde realizó su escape, fue puesta una placa con la inscripción del cuadro lateral.
Bolívar inicialmente intentó perdonar a los que fueron considerados como conspiradores, miembros de la facción "santanderista". Eventualmente se decidió someterlos a la justicia marcial, después de la cual debieron ser fusilados los acusados de ser los directos implicados, algunos sin que quedara plenamente establecida su responsabilidad. El mismo Francisco de Paula Santander, quien había sabido con antelación de la conspiración y no se había opuesto directamente a ella por sus diferencias con Bolívar, partió al exilio.
Después de los hechos, Bolívar siguió gobernando en un ambiente enrarecido, acorralado por disputas fraccionales y sufriendo de tuberculosis. La revueltas continuaron. Perú se declaró en contra de Bolívar y su Presidente José de La Mar invadió Guayaquil mas fue vencido por Antonio José de Sucre en la batalla de Tarqui el 27 de febrero de 1829. Venezuela se proclamó independiente el 13 de enero de 1830 y José Antonio Páez ocupó la presidencia de ese país desterrando a Bolívar.
Bolívar dimitió de la presidencia el 20 de enero de 1830 en el Congreso Admirable pero esta no fue aceptada hasta el 4 de mayo de 1830 concediéndosele una pensión de 3.000 pesos anuales.
Solo y desengañado, Bolívar emprende un viaje destinado hacia Jamaica y Europa pero su enfermedad se lo impidió, y hubo de acogerse a la amistad y protección de un español, don Joaquín de Mier y Benítez, que lo invitó a quedarse en la Quinta de San Pedro Alejandrino, cerca de la ciudad de Santa Marta, en el departamento del Magdalena.Alli fallece el 17 de diciembre de 1830. Siendo Gobernador de Santa Marta el General Mariano Montilla, Patriota que lo acompañara en sus luchas independentistas.